Espacios y Artificios

Mi abuelo me dijo de niño que nosotros, algunos, cualquiera, únicos tal vez, estamos destinados a vivir en un estado especial entre el sueño y la vigilia; habitamos un lugar que no es lugar, en un tiempo que no es tiempo, donde podemos viajar de un sitio a otro instantáneamente, sin que nadie lo vea, sin pedir permiso.
Lo recuerdo sentado viendo a la ventana sin verla, sentado sin estarlo, estando sin estar; pensaba que viajaba a un pasado que no existió, con una vida que no vivió, a una opción que podía reemplazar por otra con tan sólo decidirlo de nuevo.
Hay días en los que antes de dormir cierro los ojos y viajo a uno de los tantos puntos que existen en este espacio, tan lleno de espacios, tan lleno de puntos, donde platico con el viejo de tantos viajes que viajo con sólo pensarlo, en realidad, sin pensar.
Ahora mismo, tal vez, haya alguien que me vea y piense: “ahí está”, cuando en realidad me estoy contando un cuento, viajando un viaje, tal vez con el viejo, tal vez con alguien más.
Lo recuerdo sentado viendo a la ventana sin verla, sentado sin estarlo, estando sin estar; pensaba que viajaba a un pasado que no existió, con una vida que no vivió, a una opción que podía reemplazar por otra con tan sólo decidirlo de nuevo.
Hay días en los que antes de dormir cierro los ojos y viajo a uno de los tantos puntos que existen en este espacio, tan lleno de espacios, tan lleno de puntos, donde platico con el viejo de tantos viajes que viajo con sólo pensarlo, en realidad, sin pensar.
Ahora mismo, tal vez, haya alguien que me vea y piense: “ahí está”, cuando en realidad me estoy contando un cuento, viajando un viaje, tal vez con el viejo, tal vez con alguien más.