2.03.2005

Los días que pasan

Mañana operan a mi padre. El peligro de la intervención es mortal, y pese a esto, el día sigue, como si nada estuviera pasando. En estos momentos - que desgraciadamente han sido varios para mí - el tiempo y las cosas se envuelven en un manto singular, y yo, siento una lucidez perversamente alucinante. El tiempo tiene una textura especial, áspera, cercana. La luz del día también la siento más intensa, con colores más agresivos, más a flor de piel. Y sin embargo, la gente que conozco y no conozco, habla como en otro idioma, como si viniera de otro planeta. Sé que el que está en otro lugar soy yo, no ellos.

Este texto no pretende ser la costilla de una "obra maestra" de superación personal o existencialismo de banqueta. Simplemente es un trozo humano, de un hombre que cree que puede perder a otro hombre que quiere. Sé que la vida es así, que no hay que hacer más. Sin embargo me cuesta juntar mis jirones cada mañana y armar el rompecabezas para salir a la calle y seguir con la farsa; cuesta estar entero cuando se está hecho pedazos.

Aún así, la vida sigue. Enterré a mi abuelo, tal vez a mi padre, y mi nieto me enterrará a mí. El hombre es su historia, pero no sólo la escrita sino la que está por escribirse. Y por esa justamente hay que alzar la pluma.

2 Comments:

Blogger Nadal said...

Creo que en tiempos difíciles nos despellejamos y dejamos una capa de inocencia atrás. Aún así, creo que son momentos que pueden dar a luz grandes ejemplos de fraternidad.

Espero que tu madre esté bien. Mi padre, aún no sé.

febrero 05, 2005 12:48 p.m.  
Blogger Tutti said...

Alicaído:(
!Nuestras condolencias!

mayo 07, 2005 7:15 p.m.  

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