¿será?
No es un secreto que soy escéptico y me encuentro ajeno a cualquier tipo de religión o culto. Sin embargo, he dudado ligeramente en los últimos días. No quiero entrar en detalles, pues hacerlo significaría que flaqueara frente a un monitor. Mi pregunta es, ¿será cierto que la vida a veces te quita algo a cambio de otra cosa? Como si todo tuviera un precio, un valor de intercambio preciso, y hubiera un usurero celestial que decide qué te deja y qué te quita. Digamos que he tenido algunas casualidades últimamente, y a decir verdad, desearía que esta teoría fuera cierta.
2 Comments:
Un equilibrio cósmico de premios y castigos, de pérdidas y ganancias, sí, a veces uno tiene esa sospecha. Y tal vez sea una percepción realista.
De todos modos y para cuidar el equilibrio PROPIO, conviene tener en cuenta tres o cuatro cosas:
-demasiadas veces todo es consecuencia de uno, de sus acciones, de sus resoluciones (inclusive de aquellas que uno ignora haber tomado; en particular de ésas),
-o consecuencia de actos ajenos,
-o de una sumatoria de actos ajenos,
-y el azar existe.
No sé.
Saludos...
PD: Buen blog, buena escritura. Felicito.
Me recuerdas a una historia de Khalil Gibrán.
LOS DOS ERUDITOS
Vivían en la antigua ciudad de Aflcar dos eruditos que odiaban y despreciaban cada uno el saber del
otro: Porque uno de ellos negaba que los dioses existieran, y el otro era creyente.
Un día ambos se encontraron en el mercado, y en medio de sus partidarios empezaron a discutir
acerca de la existencia o de la no existencia de los dioses. Y separáronse tras horas de acalorada
disputa.
Aquella noche, el incrédulo fue al templo y se postró ante el altar, y pidió a los dioses que le
perdonaran su antigua impiedad.
Y a la misma hora, el otro erudito, el que había defendido la existencia de los dioses, quemó todos
sus libros sagrados, pues se había convertido en incrédulo.Cuidate querido, ya sabes que por aquí se te quiere. Silba alguna vez.
No sé qué te habrá pasado, yo creo en el karma a mi manera. Lo que hagas volverá a ti y al final todo el mundo tiene lo que se merece, aunque sea muy al final. King Lear: Nadie da nada por nada, piensa tu respuesta otra vez.
No sé... ya sabes.
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