7.15.2005

Mojado

Escuchó su voz salir de entre las arrugas de las olas. Es una ilusión, pensó, mientras desenterraba sus recuerdos de la arena. Un segundo llamado ininteligible emergió del agua como espuma, y ante esta inequívoca señal, decidió ir en busca de ella, ya que por algún motivo la presintió importante.

Con el simple toque del agua desprendió de su espalda las urgencias, los resabios, las antesalas del ocaso en las que tantas veces esperó cruzando las piernas y los brazos. Al hundir su sueños en la húmeda inmensidad remojó sus recurerdos, que vió en las escamas de los peces, en los arrecifes, en la arena desenfadada. Los helados de chocolate, las mañanas cálidas, el correr sin cesar en el patio del colegio, las tardes eternas llenas de juegos viejos que siempre fueron nuevos, el gol en el barrio, la sonrisa de julieta, el beso que no hizo falta, la piel trémula...

Nunca me confesó si encontró o no la voz. Creo que le da igual. Estoy cierto de que nunca entendió que pasó y yo tampoco. Sin embargo, me confesó que a menudo se sumerge en la tina y cierra los ojos tranquilo, muy tranquilo. Creo que le hace bien.

1 Comments:

Blogger Larha said...

Bonito. Me suena a sosiego.

Besos.

julio 15, 2005 6:18 p.m.  

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