Bigotes Húmedos

El hombre de los grandes bigotes a menudo cerraba los ojos y viajaba de este mundo a otro, uno mejor, pensaba, donde las palabras fueran lo de menos y el resto lo de más.
Sentado en su escritorio, el hombre se relamía los bigotes como gato, y pensaba, y sentía, y creía que en alguna arruga de los días que iban y venían, encontraría a alguien que pensara y sintiera y creyera algo similar.
Y cansado de los días y las noches y los ratos que pasaban – y si no lo hicieran daba igual – se echaba al agua a nadar. Pensaba y sentía y creía que ahí volaba, que se olvidaba de esto y aquello, y era feliz nomás con flotar.
Una mañana, el hombre llevó sus bigotes a remojar, y en vez de alberca, se arrojó al mar. De un golpe cortó el agua con su cuerpo, y entre gota y gota, se cubrió de esto y aquello, y comenzó a nadar.
Después de media hora de olvidarse del mundo, ese anodino y maldito y aburrido que tenía, se dio cuenta que ni una vez había sacado la cabeza para respirar. Notó que su piel no era la misma, que había cambiado sus manos por aletas y que si su sexto sentido no lo traicionaba, se había convertido en delfín.
Al cabo de un rato de nadar, vio a la vuelta de un coral una delfín de la que su vista no podía retirar; no era ni gorda ni flaca, ni guapa ni fea, simplemente no pudo aletear más. Se acercó a ella, y sin decir palabra alguna, por absurdo que suene, empezó a conversar.

8 Comments:
Ese delfin se parece a mi; yo también sueño con volver a flotar y a aletear!!
Me encanta lo que escribes!!!
Me gusta mucho esta historia, ayuda en mi proceso de crecimiento y aprendizaje.
Saludos!!
Me encantan los delfines... hace un poco más de un año, cuando tuve oportunidad de vivir en la playa hice unos cuantos amigos entre ellos. Ahora que lo mencionas me parece recordar que uno de ellos tenía algo que parecían bigotes en la cara... y se veía feliz.
Neumann, ya casi. Ve sacando las escamas que ahí estás.
Liss, sólo gracias. Muchas.
María, los delfines son maravillosos. Si el que viste tiene bigotes en la cara y sonreía, seguro era este que te cuento. Buen tipo.
El Delfin y el unicornio son mis Seres favoritos y tu cuento me encantó. Todos deberíamos atrevernos a arrojarnos al mar con mayor frecuencia o al menos una vez al día sumergirnos en nuestros sueños y deseos para no perderlos de vista. Un Beso.
pd. Gran nombre para Alfonsina.
me encantó. Y yo qué puedo decir, tan piscis que soy. Los delfines me gustan, porque siendo seres marinos, son mamíferos y ultra sensibles. Un abrazo
Catastrofismos, en efecto. El clavado duele, pero después de un par de aleteadas la cosa cambia. Gracias.
Daria, ya somos dos piscis. El delfín, además, es uno de los mamíferos más inteligentes, y su comunicación es bastante desarrollada, aunque no hablen... Sigo al pendiente de tu análisis.
No es que los delfines me sean especialmente simpáticos, en general ningún animal me es especialmente simpático.
Así que aunque hubieses contado la historia del piedro de grandes bigotes y de la piedra Alfonsina, pues a mí me ganas.
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