4.15.2006

Guía Práctica Para Volverse Loco. Capítulo 3. Puntos de Vista

Alguna vez te lo dije y no me arrepiento. Las cosas se dicen en su momento, cuando se sienten, ¿no? Eso es lo que siempre dices. Sin embargo, cuando me acuerdo se agrieta mi pecho y las ideas se erosionan. Me quedo en blanco, así nomás, así como si no hubiera nada adelante ni atrás.

Alguna vez te lo dije y hoy que te veo emocionada, barro mis miserias y las guardo debajo de la alfombra. Me lo cuentas con tal entusiasmo que distingo entre palabra y palabra mi asuencia, y finjo compartir tu felicidad con una sonrisa forzada y una mirada despistada, que busca al guionista de esta situación para sobornarlo y rehacer la historia.

Alguna vez te lo dije porque creía que íbamos bien juntos, porque el envite no importaba y nada hacía más sentido en el mundo que quemar las naves y reir y llorar a tu lado. Lástima que no pensabas igual. Lástima que yo aún te lo diga y no me arrepienta.

2 Comments:

Blogger María said...

lo meritorio aquí es eso que hiciste, el haber decidido quemar las naves. Eso es: estar dispuesto a partirse la madre por lo que uno quiere y está chingón. Qué bien que independientemente del resultado, no te arrepientes, no lo hagas nunca.
Gracias por tu visita, por acá nos leemos.

abril 18, 2006 7:01 p.m.  
Blogger Nadal said...

Pues sí... Soy de la idea de que hay que "arrimar el alma" como dijera el buen Emanuel. Nomás hay que lamerse las heridas y listo. Saludos Doña María.

abril 19, 2006 1:01 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home